lunes, 25 de enero de 2016

Los negocios sucios postelectorales en España

Puede que el campanazo del pueblo en las Elecciones Generales del 20 de Diciembre, tenga un aspecto positivo en el sentido de propinar un varapalo a un bipartidismo que ha propiciado, que tanto el PP como el PSOE, hayan venido campando a sus anchas con sus mayorías absolutas y sin pestañear a la hora de vulnerar sus compromisos electorales o traicionar la voluntad de sus votantes.
 
No tan de celebrar es que esto se haya conseguido en parte con el apoyo a grupos de dudosa reputación democrática a los que empieza a vérseles el plumero, el propio de los pertenecientes a la tan denostada (por ellos mismos) casta política, lo que se evidencia en su afán de poder y su dictatorial y excluyente estilo de hacer las cosas.
 
Desde luego que, en todo caso,  no podemos olvidar la necesidad de que el pueblo se mantenga atento a la realidad y luche por cultivar, trasmitir y conservar los valores que le son propios e imprescindibles. Por todo ello, cuando el pueblo ya ha manifestado en las urnas su oposición a una política carente de coherencia y honradez, no deja de ser chocante que superando lo que parecía insuperable, se produzca una nueva traición cediendo cuatro senadores socialistas a las filas de dos partidos independentistas catalanes, lo cual sin duda favorece su proyecto de secesión. Y no digamos nada del eventual pacto PSE- Podemos - IU. 
 
Es de esperar que al menos, el militante y el votante socialista no olviden estas traiciones y no consientan que estos felones ensucien de nuevo sus listas. Pero lo que más asombro causa, es que precisamente Pedro Sánchez, se incorpore a esta corriente fraudulenta cuando había predicado siempre durante la campaña electoral su defensa de la Unidad Nacional (la única que existe).

¿Desconcierto en el PSOE?

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